2025/12/02

Capítulo 5: Estructuras sociales y vida rural medieval en Morés

Capítulo 5: Estructuras sociales y vida rural medieval en Morés

Tras los episodios de guerra feudal, la destrucción parcial del castillo y la reconfiguración del poder nobiliario, Morés entró en una etapa marcada por la consolidación de la vida rural y el desarrollo de una sociedad estructurada en torno a la tierra. Durante la Edad Media, la villa y su entorno experimentaron profundas transformaciones sociales, económicas y culturales que sentaron las bases del Morés moderno.

La sociedad feudal: nobleza, labradores y mudéjares

La vida en Morés durante la Edad Media giraba alrededor de las grandes casas nobiliarias y los campesinos. Las familias como los Urrea y los Luna controlaban el señorío mediante la posesión de tierras y derechos jurisdiccionales. A su sombra prosperaban los labradores, artesanos y pequeños ganaderos, sujetos a gravámenes y obligaciones militares. Un sector destacado era el de los mudéjares: musulmanes que conservaban sus costumbres, lengua y religión, a cambio de tributos especiales y tareas determinadas, principalmente en el regadío y la artesanía.

La convivencia, aunque nunca exenta de tensiones, favoreció el intercambio cultural y técnico, especialmente en el uso de sistemas hidráulicos, producción agrícola y costumbres cotidianas (vestimenta, alimentación y vivienda).

La organización rural: aldeas, cortijos y comunales

Morés mantenía vínculos con aldeas menores como Purroy y otros núcleos dispersos. La población se asentaba en casas de piedra y adobe, a menudo agrupadas en torno a eras, corrales y huertos. Los comunales (tierras de uso colectivo), los caminos y las acequias eran gestionados por el concejo, que organizaba trabajos de mantenimiento y reparto de recursos. Las juntas vecinales y asambleas tradicionales sirvieron como foro de decisión y resolución de conflictos.

Economía agraria y ganadera

La estructura productiva giraba en torno al cereal (trigo, cebada), viñedo, olivar y huerto de regadío. La ganadería ovina y caprina proporcionaba carne, lana y leche, mientras que la avicultura y el porcino tenían importancia doméstica. El ciclo agrícola marcaba la vida cotidiana: desde la siembra en otoño, la siega en verano, hasta la celebración de fiestas asociadas a la cosecha y la vendimia.

Las mudéjares y cristianos compartían técnicas agrícolas y saberes sobre rotación de cultivos, abonos, manejo de herramientas y uso del agua. Muchos términos usados hoy (como acequia, aljibe, alberca) provienen de este legado común.

Costumbres, tradiciones y vida cotidiana

La villa contaba con una iglesia parroquial donde se celebraban ritos cristianos, junto a pequeñas ermitas o espacios de culto mudéjar en las afueras. El calendario festivo alternaba celebraciones religiosas y cívicas, como ferias, mercados y romerías a ermitas cercanas. Las bodas, bautizos y entierros se realizaban bajo la normativa eclesiástica, pero también incluían elementos populares y supersticiosos propios de la cultura rural aragonesa.

El folklore local se expresaba en la música tradicional (jotas, romances), en danzas y narraciones orales y en un patrimonio gastronómico basado en el pan, aceite, vino y productos hortícolas.

Curiosidades

  • En muchos documentos medievales aparecen referencias a las “juntas de vecinos” para decidir la reparación de acequias y caminos.
  • La convivencia con mudéjares permitió la introducción de nuevos cultivos y técnicas de riego, que hoy forman parte del paisaje de Morés.
  • El reparto de tierras comunales se hacía en ocasiones mediante sorteo, dando origen a expresiones y rituales conservados en la tradición oral.

Fuentes Consultadas

Descargo de Responsabilidad

Nota importante: Este artículo ha sido elaborado con asistencia de inteligencia artificial, utilizando fuentes académicas e institucionales, pero la precisión absoluta no puede garantizarse. Se recomienda consultar archivos y publicaciones especializadas para investigaciones detalladas.

2025/11/13

Capítulo 4. El Alba de la Cristiandad — Construcción y Caída del Castillo de Morés

Capítulo 4: El Alba de la Cristiandad — Construcción y Caída del Castillo de Morés

La llegada de los reyes cristianos al valle del Jalón supuso uno de los mayores cambios históricos en Morés. Tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en 1118 y la consolidación del dominio aragonés, Morés se integró en el nuevo orden feudal. Los monarcas y la nobleza impulsaron la construcción de defensas para controlar territorios recién conquistados y garantizar la seguridad de las rutas entre Calatayud y Daroca. Así nació, en lo alto del pueblo, la fortaleza de Morés, símbolo de la nueva etapa cristiana y punto de referencia durante siglos.

Fundación y ubicación estratégica

La documentación no permite datar con exactitud la construcción del castillo, pero los expertos coinciden en situarlo a inicios del siglo XIII, en pleno proceso de repoblación y organización feudal del valle. El “cerro del Castillo” fue elegido por su gran visibilidad y defensa natural: se trata de un promontorio rocoso, dominando el núcleo urbano y las vegas fértiles del Jalón, lo que permitía vigilar comunicaciones y prevenir incursiones enemigas.

Desde el castillo se controlaba el paso de personas y mercancías, además de servir de refugio en tiempos de peligro. Su presencia era tan crucial que, en determinadas ocasiones, decidía el destino político y social de Morés, en función de los intereses de la familia noble que lo detentaba.

Arquitectura: estructura y elementos defensivos

El castillo contaba con una torre principal (torre del homenaje) de planta rectangular, varias estancias anejas y un recinto amurallado que aprovechaba la roca viva. Las murallas, construidas con mampostería de caliza, delimitaban la zona habitable y servían de primera línea defensiva. El acceso estaba protegido por un portillo fortificado y, en los lados más escarpados, la propia pendiente actuaba como defensa natural. Aunque no se han conservado barbacanas completas, los restos muestran la adaptación de técnicas propias del feudalismo aragonés, con cubos semicirculares y refuerzo en las esquinas.

El recinto, aunque modesto en comparación con grandes castillos de la zona, estaba concebido para cumplir funciones tanto militares como administrativas. En su interior, la torre albergaba la residencia del alcaide, una pequeña capilla y espacios para almacén y guarnición. En torno al castillo surgió un pequeño caserío que posteriormente evolucionaría en el núcleo urbano de Morés.

La vida señorial y el entorno social

Durante la Edad Media, el castillo fue centro político y administrativo. Los señores dominaban la vida económica del territorio, imponían impuestos y ejercían la justicia sobre campesinos y habitantes de la villa. Alrededor del recinto se desarrollaron actividades artesanales y de servicio: herrería, almacén de armas, talleres de aperos agrícolas y espacios de reunión para las autoridades locales.

Las familias nobles más importantes en Morés fueron los Urrea y los Luna. Estos linajes protagonizaron frecuentes disputas en toda la comarca, reflejo de la inestabilidad política que caracterizaba Aragón en los siglos XIV y XV. El castillo y la villa cambiaron de manos en varias ocasiones, esperando siempre el favor real y las recompensas de la corona.

El asedio y destrucción en 1411

El castillo de Morés fue escenario de uno de los episodios más importantes de la Edad Media local. En 1411, durante la guerra civil aragonesa que enfrentó a la familia Urrea y los Luna por la sucesión de la Corona, la fortaleza fue asediada por Pedro Jiménez de Urrea y sus aliados. Tras duros enfrentamientos y la conquista del recinto, el castillo fue parcialmente destruido para evitar que pudiese ser reutilizado en futuras revueltas. El suceso marcó no solo el destino de Morés, sino también el declive político-militar del castillo, que nunca volvió a restaurarse plenamente como centro defensivo.

Legado arquitectónico y estado actual

Hoy sólo se conservan ruinas de la torre del homenaje y parte de los muros. Los trabajos arqueológicos realizados en las últimas décadas han permitido conocer mejor la planta y fases constructivas del recinto. Las piedras derruidas de la fortaleza fueron reutilizadas en la construcción de viviendas y edificaciones rurales durante los siglos XVII y XVIII, integrándose en el patrimonio local. El “cerro del Castillo” sigue siendo punto de referencia paisajística y de memoria colectiva para los habitantes de Morés.

Curiosidades

  • Algunas piedras del castillo llevan marcas de canteros medievales todavía reconocibles y han sido empleadas en casas del casco antiguo.
  • El asedio de 1411 se inscribe en el conflicto sucesorio aragonés posterior a la muerte de Martín I el Humano.
  • Las leyendas locales hablan de pasadizos entre el castillo y la iglesia, aunque no han sido confirmados arqueológicamente.

Fuentes Consultadas

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Nota importante: Este artículo ha sido elaborado con asistencia de inteligencia artificial, utilizando fuentes académicas e institucionales, pero la precisión absoluta no puede garantizarse. Se recomienda consultar archivos y publicaciones especializadas para investigaciones detalladas.

2025/11/04

Capítulo 3. Morés bajo la Luna de Al-Ándalus

Capítulo 3. Morés bajo la Luna de Al-Ándalus

Tras el final de la romanización y el lento declive del poder visigodo, Morés pasó a formar parte de la Marca Superior de al-Ándalus a partir del siglo VIII. Bajo la soberanía de la capital cordobesa y, más tarde, de la taifa de Zaragoza, esta tierra experimentó transformaciones en su organización territorial, agricultura y cultura que dejarían huella hasta la actualidad.

La integración en la Marca Superior

Tras la conquista musulmana de la península (711), el valle del Jalón quedó encuadrado en la cororegión de Tudela y Zaragoza. Al-Andalus organizó su territorio en coras, y Morés formó parte de la cora de Zaragoza. El poder central residía en la ciudad, pero el dominio efectivo se ejercía mediante Hisba (inspectores), recaudadores fiscales y guarniciones militares en puntos estratégicos como calzadas y pasos de montaña.

Estructura agraria y riego

Los musulmanes expandieron el uso del riego en el Jalón, construyendo acequias, norias y presas menores. Su sistema hidráulico permitió cultivar huertos de regadío junto al río, así como vigorizó el cultivo de viñas y frutales. Estas obras perduraron siglos y muchas acequias medievales siguen en uso o vestigio en el paisaje.

Toponimia y legado lingüístico

En Morés y su entorno perviven numerosos términos de clara raíz árabe, especialmente vinculados al riego y la agricultura. Palabras como acequia (del árabe hispano [al-sāqiya](pplx://action/translate), “canal de riego”), aljibe (del árabe hispano [al-jubb](pplx://action/translate), “cisterna” o “depósito de agua”), alberca (del árabe hispano [al-barqaʿ](pplx://action/translate), “charca” o “estanque”), azud (del árabe hispano [as-sūd](pplx://action/translate), “presa” o “toma de agua”) y almunia (del árabe hispano [al-munyā](pplx://action/translate), “jardín” o “huerto regado”) revelan la profunda huella andalusí en las infraestructuras hidráulicas y en la toponimia rural. Estos términos describen elementos que aún hoy configuran el paisaje y la economía de Morés.

Patrimonio arquitectónico andalusí

Aunque no se conservan construcciones puramente almohades o califales, algunos tramos de mampostería en muros antiguos y métodos constructivos de la iglesia de la Asunción sugieren reutilización de materiales islámicos. La posición del castillo, con su recinto escalonado, también responde a técnicas defensivas árabes adaptadas a los relieves locales.

Convivencia cultural y pobladores

Durante varios siglos, Morés albergó a cristianos, judíos y musulmanes. La administración califal permitía mantener comunidades cristianas (mozarabes) que rendían tributo pero conservaban su rito. Este mosaico cultural favoreció el intercambio de saberes agrícolas, artesanales y artísticos.

Curiosidades

  • El término “algibe” que aun se emplea localmente para “depósito de agua” proviene del árabe al-jubb.
  • Los cereales de regadío introducidos por los musulmanes duplicaron la producción en tierras cercanas al Jalón.
  • La convivencia trilingüe (árabe, latín vulgar y mozárabe) enriqueció la toponimia y el habla tradicional de la zona.

Fuentes Consultadas

Descargo de Responsabilidad

Nota importante: Este artículo ha sido elaborado con asistencia de inteligencia artificial, utilizando fuentes académicas, institucionales y documentales contrastadas. Aun así, la precisión total de la información no puede garantizarse.

Las fuentes incluyen el Portal de Archivos Españoles (PARES), el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), el Diccionario de Madoz, archivos municipales y bases de datos académicas.

Este contenido tiene un fin divulgativo y educativo. Se recomienda acudir a las fuentes originales o a estudios especializados para investigaciones detalladas. Cualquier corrección o aportación documentada será bienvenida y actualizada en futuras versiones.

2025/10/24

Capítulo 2. El Legado de Roma en el Corazón del Jalón

Capítulo 2. El Legado de Roma en el Corazón del Jalón

Tras la caída de Segeda y el fin de la resistencia celtíbera, el valle del Jalón entró en una nueva era: la romanización. Aunque Morés no fue un centro urbano de primer orden, su ubicación estratégica en la vía natural entre la Meseta y el valle del Ebro lo convirtió en un eslabón importante en la red de comunicaciones y explotación económica del Imperio. Durante siglos, la influencia romana dejó huellas profundas en la organización del territorio, la agricultura, el urbanismo y la cultura local.

La conquista y el control del territorio

La conquista romana del valle del Jalón se completó tras la destrucción de Segeda en 152 a.C., tras una larga resistencia que obligó a Roma a reorganizar su calendario (el año comenzó a contarse desde el 1 de enero). Con la pacificación de la región, los romanos establecieron una red de vías que conectaban las principales ciudades del noreste peninsular. Aunque no se ha documentado una vía romana directa por Morés, su cercanía a la calzada que unía Caesaraugusta (Zaragoza) con Segobriga (Cuenca) y Complutum (Alcalá de Henares) sugiere que el término de Morés formaba parte de una ruta secundaria de conexión entre el Sistema Ibérico y el Ebro.

El control del territorio se ejercía desde centros administrativos como Bilbilis (Calatayud), que se convirtió en municipium y núcleo de romanización de toda la comarca. Desde allí, los romanos organizaron la explotación agrícola, el reclutamiento militar y la imposición de impuestos, integrando progresivamente a la población indígena en el sistema imperial.

La romanización de la economía y el paisaje

La economía de Morés y su entorno cambió profundamente con la llegada de Roma. Los romanos introdujeron nuevas técnicas agrícolas: el arado de vertedera, el cultivo en terrazas, el riego canalizado y el uso de abonos. Se intensificó el cultivo de cereales (trigo, cebada), viñas y olivos, que se convertirían en pilares de la economía local durante siglos.

En el valle del Jalón, los romanos aprovecharon los suelos fértiles y el cauce del río para establecer villae —grandes explotaciones agrícolas que combinaban residencia señorial, granjas y talleres. Aunque no se han hallado restos de villae en Morés, la presencia de cerámica romana común (terra sigillata, ánforas de aceite y vino) en el entorno sugiere que el territorio fue parte de esta red de explotación.

Urbanismo y vida cotidiana

La vida cotidiana en la zona de Morés durante la época romana se adaptó a los modelos imperiales. Aunque no existía una ciudad, los asentamientos rurales adoptaron elementos de la cultura romana: el uso del latín, la moneda, la escritura y las costumbres urbanas. Las familias más acomodadas vivían en casas de planta rectangular, con muros de mampostería y suelos de terrazo, mientras que las clases más humildes mantenían estructuras más sencillas.

La religión también cambió: los dioses indígenas se fusionaron con los romanos en un proceso de interpretatio romana. Así, deidades locales como el dios del agua o el del sol se identificaron con Júpiter, Neptuno o Apolo. En el entorno de Morés, aunque no se han encontrado templos, sí hay indicios de cultos rurales en lugares elevados, como el cerro de San Félix, que podría haber tenido un santuario.

El legado de Roma en Morés

El paso de Roma por Morés no dejó grandes monumentos visibles, pero su influencia perdura en aspectos fundamentales: la organización del territorio, el sistema de cultivos, el uso del latín como base del aragonés, y la estructura de las vías de comunicación. Incluso el nombre del río Jalón podría derivar del término latino Saldua o Iallón, aunque esta etimología aún se debate.

La romanización no fue un proceso violento, sino una integración progresiva. Los celtíberos no desaparecieron, sino que se transformaron, adoptando elementos romanos mientras conservaban su identidad. En Morés, como en muchos pueblos del interior, este mestizaje cultural sentó las bases de una comunidad rural resistente, que sobreviviría a los siglos de cambios políticos y sociales.

Curiosidades

  • El cambio del año nuevo al 1 de enero se debe, en parte, a la necesidad de Roma de organizar mejor las campañas militares tras la rebelión de Segeda.
  • El término “Jalón” podría derivar del latín Saldua, aunque también hay teorías que lo vinculan con raíces ibéricas o celtíberas.
  • En Calatayud se han hallado inscripciones romanas que mencionan a veteranos legionarios, lo que sugiere que el asentamiento de Bilbilis fue también un centro de repoblación militar.

Fuentes Consultadas

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Nota importante: Este artículo ha sido elaborado con asistencia de inteligencia artificial, utilizando fuentes académicas, institucionales y documentales contrastadas. Aun así, la precisión total de la información no puede garantizarse.

Las fuentes incluyen el Portal de Archivos Españoles (PARES), el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), el Diccionario de Madoz, archivos municipales y bases de datos académicas.

Este contenido tiene un fin divulgativo y educativo. Se recomienda acudir a las fuentes originales o a estudios arqueológicos específicos para investigaciones detalladas. Cualquier corrección o aportación documentada será bienvenida y actualizada en futuras versiones.

2025/10/13

Capítulo 1. Huella Celtíbera — Los Primeros Habitantes de Morés

Capítulo 1. Huella Celtíbera — Los Primeros Habitantes de Morés

Mucho antes de que las calles de Morés acogieran el sonido de la vida moderna, su territorio ya estaba habitado por comunidades que dejaron una huella profunda. Entre la Prehistoria y la Edad del Hierro surgieron los primeros asentamientos humanos en el entorno del río Jalón, y en lo alto del paraje conocido como Cantazorras se levantó un poblado celtíbero que daría nombre al enigmático lugar de Morkes.

El asentamiento de Morkes: el origen de Morés

Según estudios arqueológicos y referencias históricas, los restos del poblado de Morkes se encuentran sobre una elevación que domina el valle del Jalón. Esta posición estratégica permitía controlar las rutas naturales que conectaban, desde tiempos prerromanos, el valle medio del Ebro con la Meseta. Era un enclave de los belos y los titos, pueblos celtíberos que habitaron esta zona del Sistema Ibérico durante los siglos V a II a.C.

La elección del cerro de El Cantazorras no fue casual. Sus condiciones naturales —defensivas, fértiles y con fácil acceso al agua— fueron ideales para el asentamiento humano. A día de hoy, sobreviven fragmentos cerámicos, escorias metálicas y estructuras de piedra que revelan la actividad doméstica y productiva de sus antiguos moradores.

Vida y cultura de los celtíberos del Jalón

Los celtíberos eran expertos en la metalurgia y la cerámica. En la zona de Morés trabajaban el hierro extraído de vetas locales, fabricando armas, herramientas y adornos. Su sociedad se organizaba en clanes o gentilidades, con una clara jerarquía guerrera pero también con estructuras comunales que garantizaban la supervivencia del grupo.

La cultura material hallada en enclaves próximos como Segeda (Mara) o Bílbilis (Calatayud) ayuda a interpretar cómo vivían los habitantes de Morkes. Construyeron casas rectangulares de piedra y adobe, con techos vegetales, hornos de pan y talleres metalúrgicos. La tierra les proveía de cereal, ganado ovino, agua y madera, mientras las colinas del Jalón les daban protección natural.

Morkes en el contexto de la Celtiberia

El valle del Jalón formaba parte de la antigua Celtiberia, una región histórica que abarcaba gran parte del Sistema Ibérico. Morés se situaba en la vertiente más occidental de esta zona, cerca de centros tan importantes como Bilbilis o Segeda, núcleos que jugaron un papel determinante en la resistencia celtíbera frente al avance romano. Es posible que Morkes dependiera de alguno de esos asentamientos principales como plaza menor o comunidad agrícola asociada.

El rastro de Morkes, aunque silencioso, ha perdurado. En lo alto del cerro donde hoy se alza la ermita de San Félix, entre los olivos y la piedra caliza, se siente todavía el eco de aquel pasado. Los arqueólogos consideran que la posición y la disposición del terreno coinciden con la descripción de un oppidum, una aldea fortificada típica de los celtíberos.

Segeda y el inicio de la guerra celtíbera

Pocos kilómetros al noreste de Morés se encontraba Segeda (actual Mara), uno de los oppida celtíberos más importantes del valle del Jalón, perteneciente al pueblo de los belos. Segeda alcanzó un notable desarrollo urbano y político: era capaz de reunir cientos de guerreros y negociar directamente con Roma. Cuando los segedenses comenzaron a ampliar sus murallas en el año 154 a.C., los romanos interpretaron esta acción como una amenaza directa y decidieron declarar la guerra. El conflicto desencadenado en Segeda marcó el inicio de las Guerras Celtibéricas, enfrentamientos largos y sangrientos que acabarían con la independencia de los pueblos celtíberos y la romanización definitiva de la región.

El calendario y el año nuevo romano

La importancia de Segeda fue tal que su resistencia provocó un cambio histórico: hasta entonces, el año político romano comenzaba el 1 de marzo. Al tener que movilizar sus tropas para responder a la rebelión celtíbera, el Senado romano decidió adelantar la fecha de inicio del año al 1 de enero —una medida que facilitaba la organización militar y administrativa. A partir de entonces, el calendario romano modificó una tradición ancestral, un reflejo de cómo los acontecimientos en tierras aragonesas influyeron en todo el Imperio.

Así, Morés y su entorno participan no solo en la historia local, sino también en acontecimientos que impactaron la cultura europea durante siglos.

Morés, memoria de una raíz milenaria

La continuidad del poblamiento en Morés sugiere que, con el paso de los siglos, la vida nunca llegó a desaparecer por completo de estas tierras. El topónimo “Morkes” pudo transformarse fonéticamente en “Morés”, como ocurre con otros nombres antiguos adaptados al romance aragonés. Así, el pueblo actual sería la herencia directa de un enclave celtíbero que sobrevivió, se romanizó y evolucionó hasta llegar a los días modernos.

Hoy en día, el visitante puede conocer este pasado paseando por los alrededores de la ermita de San Félix, donde el paisaje y la historia se entrelazan. Es un punto privilegiado para contemplar el valle, imaginar los senderos antiguos y sentir cómo la memoria del tiempo aún respira entre las piedras.

Curiosidades

  • El topónimo "Morkes" comparte raíz con voces celtíberas relacionadas con la piedra o las alturas, lo que refuerza la idea de un “pueblo en lo alto”.
  • En las excavaciones de la comarca de Calatayud se han hallado restos de hornos domésticos similares a los documentados en yacimientos celtíberos más al norte.
  • El entorno de Morés conserva alineaciones rocosas naturales que probablemente sirvieron como límites simbólicos o sagrados de aquel primitivo poblado.

Fuentes Consultadas

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Las fuentes incluyen el Portal de Archivos Españoles (PARES), el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), el Diccionario de Madoz, archivos municipales y bases de datos académicas.

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2025/10/02

Morés a Través del Tiempo: Un Viaje Inolvidable

Morés a Través del Tiempo: Un Viaje Inolvidable

Bienvenidos a esta serie sobre Morés, un pueblo con una historia rica que abarca desde sus primeros asentamientos hasta los retos del siglo XXI.

  • Primeros habitantes y el poblado celtíbero de Morkes: Morés fue habitado desde la Prehistoria, destacando el poblado celtíbero de Morkes, un enclave defensivo que nos habla de la presencia de culturas indígenas y su modo de vida en tiempos antiguos.
  • La romanización y la importancia del valle del Jalón: Con la llegada de Roma, el valle del Jalón se integró en importantes rutas comerciales y administrativas, influyendo en la economía y el urbanismo local.
  • La influencia musulmana y su legado cultural: Durante la época andalusí, Morés formó parte de la Marca Superior, dejando huellas en la toponimia, el urbanismo y la cultura local.
  • La reconquista cristiana y la fundación del castillo: Tras la conquista cristiana, se establecieron señoríos y se fundó el castillo de Morés, símbolo de la nueva autoridad y poder en la zona.
  • Estructuras sociales y vida rural medieval: La sociedad se organizó en torno a familias nobles y una economía agraria basada en cultivos y ganadería, con una convivencia compleja entre cristianos y mudéjares.
  • Familias nobles Urrea y Luna: Estas dinastías dominaron Morés durante la Edad Media, protagonizando luchas nobiliarias y dejando un legado arquitectónico y social.
  • El auge y caída del castillo: En 1411 el castillo fue destruido en un conflicto dinástico, marcando el fin de su papel militar y el inicio de cambios en la propiedad territorial.
  • Convivencia morisca en la Edad Moderna: Morés fue uno de los núcleos donde moriscos y cristianos convivieron durante siglos, contribuyendo a una cultura diversa.
  • Expulsión de los moriscos y consecuencias: En 1610, la expulsión supuso una pérdida demográfica y social significativa, que cambió para siempre la fisonomía del pueblo.
  • Vida religiosa y tradiciones: Iglesias, ermitas y celebraciones religiosas conforman un patrimonio vivo que refleja la espiritualidad y cultura local.
  • Siglos XVII-XVIII: repoblación y economía: Tras la expulsión, el pueblo se repobló y evolucionó con una economía basada en la agricultura y actividades artesanales.
  • Personajes destacados: Entre ellos, Faustino Sancho y Gil, político y orador que dejó huella en la historia local y regional.
  • Cambios sociales y económicos en los siglos XIX y XX: Morés experimentó con la llegada del ferrocarril, modernizaciones, y los golpes de las guerras que marcaron España.
  • Ferrocarril y modernización: En 1863, la conexión ferroviaria transformó comunicaciones y vida económica, acercando Morés a grandes mercados.
  • Guerra Civil y repercusiones: El conflicto impactó social y económicamente al pueblo, dejando heridas difíciles de cerrar.
  • Éxodo rural y transformación social: La emigración a ciudades provocó un importante descenso poblacional y modificación del tejido social.
  • Fiestas y memoria colectiva: Las tradiciones se mantienen vivas, parte esencial de la identidad morensana.
  • Morés y Purroy: La fusión municipal con Purroy amplió y reforzó la comunidad local.
  • Patrimonio arquitectónico y arqueológico: Restos del castillo, ermitas y el poblado celtíbero son testigos de un rico legado cultural.
  • Morés en el siglo XXI: Retos demográficos y oportunidades turísticas configuran un futuro esperanzador para el municipio.

Fuentes Consultadas

Descargo de Responsabilidad

Nota importante: Esta serie de artículos sobre la historia de Morés ha sido elaborada con asistencia de inteligencia artificial, utilizando como base fuentes documentales, archivos históricos, publicaciones académicas y recursos digitales disponibles públicamente.

Las fuentes principales consultadas incluyen el Portal de Archivos Españoles (PARES), el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), el Diccionario de Madoz, archivos de la Institución Fernando el Católico (IFC), publicaciones del Ayuntamiento de Morés, y diversas fuentes académicas especializadas en historia aragonesa.

Aunque se ha realizado un esfuerzo riguroso por contrastar la información y citar las fuentes apropiadas, la exactitud al 100% no puede garantizarse. Se recomienda a los lectores interesados en investigación académica o genealógica que consulten directamente las fuentes originales y archivos históricos para verificar datos específicos.

Los contenidos tienen fines divulgativos e informativos, y cualquier error u omisión será corregido tan pronto como sea identificado.