2025/11/13

Capítulo 4. El Alba de la Cristiandad — Construcción y Caída del Castillo de Morés

Capítulo 4: El Alba de la Cristiandad — Construcción y Caída del Castillo de Morés

La llegada de los reyes cristianos al valle del Jalón supuso uno de los mayores cambios históricos en Morés. Tras la conquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en 1118 y la consolidación del dominio aragonés, Morés se integró en el nuevo orden feudal. Los monarcas y la nobleza impulsaron la construcción de defensas para controlar territorios recién conquistados y garantizar la seguridad de las rutas entre Calatayud y Daroca. Así nació, en lo alto del pueblo, la fortaleza de Morés, símbolo de la nueva etapa cristiana y punto de referencia durante siglos.

Fundación y ubicación estratégica

La documentación no permite datar con exactitud la construcción del castillo, pero los expertos coinciden en situarlo a inicios del siglo XIII, en pleno proceso de repoblación y organización feudal del valle. El “cerro del Castillo” fue elegido por su gran visibilidad y defensa natural: se trata de un promontorio rocoso, dominando el núcleo urbano y las vegas fértiles del Jalón, lo que permitía vigilar comunicaciones y prevenir incursiones enemigas.

Desde el castillo se controlaba el paso de personas y mercancías, además de servir de refugio en tiempos de peligro. Su presencia era tan crucial que, en determinadas ocasiones, decidía el destino político y social de Morés, en función de los intereses de la familia noble que lo detentaba.

Arquitectura: estructura y elementos defensivos

El castillo contaba con una torre principal (torre del homenaje) de planta rectangular, varias estancias anejas y un recinto amurallado que aprovechaba la roca viva. Las murallas, construidas con mampostería de caliza, delimitaban la zona habitable y servían de primera línea defensiva. El acceso estaba protegido por un portillo fortificado y, en los lados más escarpados, la propia pendiente actuaba como defensa natural. Aunque no se han conservado barbacanas completas, los restos muestran la adaptación de técnicas propias del feudalismo aragonés, con cubos semicirculares y refuerzo en las esquinas.

El recinto, aunque modesto en comparación con grandes castillos de la zona, estaba concebido para cumplir funciones tanto militares como administrativas. En su interior, la torre albergaba la residencia del alcaide, una pequeña capilla y espacios para almacén y guarnición. En torno al castillo surgió un pequeño caserío que posteriormente evolucionaría en el núcleo urbano de Morés.

La vida señorial y el entorno social

Durante la Edad Media, el castillo fue centro político y administrativo. Los señores dominaban la vida económica del territorio, imponían impuestos y ejercían la justicia sobre campesinos y habitantes de la villa. Alrededor del recinto se desarrollaron actividades artesanales y de servicio: herrería, almacén de armas, talleres de aperos agrícolas y espacios de reunión para las autoridades locales.

Las familias nobles más importantes en Morés fueron los Urrea y los Luna. Estos linajes protagonizaron frecuentes disputas en toda la comarca, reflejo de la inestabilidad política que caracterizaba Aragón en los siglos XIV y XV. El castillo y la villa cambiaron de manos en varias ocasiones, esperando siempre el favor real y las recompensas de la corona.

El asedio y destrucción en 1411

El castillo de Morés fue escenario de uno de los episodios más importantes de la Edad Media local. En 1411, durante la guerra civil aragonesa que enfrentó a la familia Urrea y los Luna por la sucesión de la Corona, la fortaleza fue asediada por Pedro Jiménez de Urrea y sus aliados. Tras duros enfrentamientos y la conquista del recinto, el castillo fue parcialmente destruido para evitar que pudiese ser reutilizado en futuras revueltas. El suceso marcó no solo el destino de Morés, sino también el declive político-militar del castillo, que nunca volvió a restaurarse plenamente como centro defensivo.

Legado arquitectónico y estado actual

Hoy sólo se conservan ruinas de la torre del homenaje y parte de los muros. Los trabajos arqueológicos realizados en las últimas décadas han permitido conocer mejor la planta y fases constructivas del recinto. Las piedras derruidas de la fortaleza fueron reutilizadas en la construcción de viviendas y edificaciones rurales durante los siglos XVII y XVIII, integrándose en el patrimonio local. El “cerro del Castillo” sigue siendo punto de referencia paisajística y de memoria colectiva para los habitantes de Morés.

Curiosidades

  • Algunas piedras del castillo llevan marcas de canteros medievales todavía reconocibles y han sido empleadas en casas del casco antiguo.
  • El asedio de 1411 se inscribe en el conflicto sucesorio aragonés posterior a la muerte de Martín I el Humano.
  • Las leyendas locales hablan de pasadizos entre el castillo y la iglesia, aunque no han sido confirmados arqueológicamente.

Fuentes Consultadas

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Nota importante: Este artículo ha sido elaborado con asistencia de inteligencia artificial, utilizando fuentes académicas e institucionales, pero la precisión absoluta no puede garantizarse. Se recomienda consultar archivos y publicaciones especializadas para investigaciones detalladas.

2025/11/04

Capítulo 3. Morés bajo la Luna de Al-Ándalus

Capítulo 3. Morés bajo la Luna de Al-Ándalus

Tras el final de la romanización y el lento declive del poder visigodo, Morés pasó a formar parte de la Marca Superior de al-Ándalus a partir del siglo VIII. Bajo la soberanía de la capital cordobesa y, más tarde, de la taifa de Zaragoza, esta tierra experimentó transformaciones en su organización territorial, agricultura y cultura que dejarían huella hasta la actualidad.

La integración en la Marca Superior

Tras la conquista musulmana de la península (711), el valle del Jalón quedó encuadrado en la cororegión de Tudela y Zaragoza. Al-Andalus organizó su territorio en coras, y Morés formó parte de la cora de Zaragoza. El poder central residía en la ciudad, pero el dominio efectivo se ejercía mediante Hisba (inspectores), recaudadores fiscales y guarniciones militares en puntos estratégicos como calzadas y pasos de montaña.

Estructura agraria y riego

Los musulmanes expandieron el uso del riego en el Jalón, construyendo acequias, norias y presas menores. Su sistema hidráulico permitió cultivar huertos de regadío junto al río, así como vigorizó el cultivo de viñas y frutales. Estas obras perduraron siglos y muchas acequias medievales siguen en uso o vestigio en el paisaje.

Toponimia y legado lingüístico

En Morés y su entorno perviven numerosos términos de clara raíz árabe, especialmente vinculados al riego y la agricultura. Palabras como acequia (del árabe hispano [al-sāqiya](pplx://action/translate), “canal de riego”), aljibe (del árabe hispano [al-jubb](pplx://action/translate), “cisterna” o “depósito de agua”), alberca (del árabe hispano [al-barqaʿ](pplx://action/translate), “charca” o “estanque”), azud (del árabe hispano [as-sūd](pplx://action/translate), “presa” o “toma de agua”) y almunia (del árabe hispano [al-munyā](pplx://action/translate), “jardín” o “huerto regado”) revelan la profunda huella andalusí en las infraestructuras hidráulicas y en la toponimia rural. Estos términos describen elementos que aún hoy configuran el paisaje y la economía de Morés.

Patrimonio arquitectónico andalusí

Aunque no se conservan construcciones puramente almohades o califales, algunos tramos de mampostería en muros antiguos y métodos constructivos de la iglesia de la Asunción sugieren reutilización de materiales islámicos. La posición del castillo, con su recinto escalonado, también responde a técnicas defensivas árabes adaptadas a los relieves locales.

Convivencia cultural y pobladores

Durante varios siglos, Morés albergó a cristianos, judíos y musulmanes. La administración califal permitía mantener comunidades cristianas (mozarabes) que rendían tributo pero conservaban su rito. Este mosaico cultural favoreció el intercambio de saberes agrícolas, artesanales y artísticos.

Curiosidades

  • El término “algibe” que aun se emplea localmente para “depósito de agua” proviene del árabe al-jubb.
  • Los cereales de regadío introducidos por los musulmanes duplicaron la producción en tierras cercanas al Jalón.
  • La convivencia trilingüe (árabe, latín vulgar y mozárabe) enriqueció la toponimia y el habla tradicional de la zona.

Fuentes Consultadas

Descargo de Responsabilidad

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Las fuentes incluyen el Portal de Archivos Españoles (PARES), el Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA), el Diccionario de Madoz, archivos municipales y bases de datos académicas.

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